miércoles, 13 de octubre de 2010

II Edición de Carnaval de blogs de Educación Consciente y Crianza Respetuosa

EDUCAR SIN CASTIGAR

Esta es una tarea especialmente difícil, dado que hemos pasado de una época en la que había que controlar al niño, porque siendo controlado por sus padres era más fácil que luego sobreviviera a las generaciones en la que todos vivían, a otra en la cual los hijos de la dictadura, hartos de la opresión sufrida, decidieron que no querían criar a sus hijos así, con lo cual las decisiones familiares se tomaban de manera completamente democrática. Pero ambas opciones resultaron ser malas, la primera por exceso de control y la segunda por dar a los niños responsabilidades que no pueden manejar. Y ahora estamos nosotros, con una gran responsabilidad debido a que partimos prácticamente de cero, ya que tenemos la obligación de crear en nuestra familia una comunidad de igual dignidad, donde todos, niños y adultos, conserven su integridad y sean respetados.

¿Por qué sin castigar? Porque, aunque a corto plazo los castigos puedan parecer efectivos, dañan la integridad del niño, por lo tanto baja su autoestima y además crean dependencia. Además, al enunciar el castigo, los padres si se grabaran podrían verse a sí mismos diciendo estupideces del tipo:” si no haces los deberes, te quedas sin chuches (pero vamos a ver,¿ las chuches no eran malas?)” o “ si no haces los deberes, te quedas sin cuento (no es una buena manera fomentar la lectura retirando libros…)”. Los castigos hacen sentir al niño menospreciado, no se le valora por lo que es sino por lo que consigue, los castigos son un impedimento para ver al niño como realmente es. Además, los mensajes implícitos que pueden enviar los castigos es que el niño es “malo”. Los adultos somos como espejos para los niños, debemos tener cuidado en lo que les reflejamos. Luego también puede suceder lo que algunos expertos denominan economía del mal comportamiento, que consiste en que el niño que ha infringido alguna norma, contabiliza el número de castigos que necesita recibir para poder volver a infringir.

Quiero hacer una mención especial al castigo físico: NADA justifica el uso de la violencia. Cachete, azote, torta… son todo eufemismos para suavizar el hecho de que la violencia es violencia, porque estoy segura de que hasta aquel que está a favor del castigo físico le rechina oir la palabra “maltrato”. Nadie se merece que le peguen, la violencia nunca es la solución, es más, se le enseña al niño que está permitido pegar a los débiles y probablemente él continuará el ciclo.

¿Qué alternativas tenemos? Pues depende de la causa por la que el niño infrinja normas, de la gravedad, del carácter del niño y de los padres. Por regla general puede valer la regla comprensión- educación- dar alternativas.

P. ej.: Mamá: -Es hora de la ducha.
Niño: - No me quiero duchar.
M:- No me extraña, te lo estabas pasando muy bien en el parque, ¿verdad? (comprensión). Pero uno después de jugar con barro se ensucia mucho (educación). Puedes darte una ducha rápida o un baño, tú eliges (dar alternativas)

También hay otras causas por las que un niño puede tener un mal comportamiento, las cuales requieren una actuación más específica por parte de los adultos:
-Puede tener un mal comportamiento por desconocimiento u olvido de la norma: en este caso bastaría con recordar la norma (los papeles no se tiran al suelo, se tiran a la papelera)
- Por aburrimiento: en este caso, yo creo que lo mejor sería relativizar la mala actuación, claro está en función de la gravedad de la situación, y proporcionarle al niño entretenimiento. En este punto funciona muy bien la prevención, si tienes que hacer algo con tu hijo y sabes que se puede aburrir, no estaría mal llevar algunos juguetes pequeños para amenizar el rato.
- Por hambre, sed o sueño: estas sensaciones son muy molestas para los niños y no las saben gestionar bien, por lo tanto hay que atenderles lo antes posible.
- Por frustración: a veces no consiguen las cosas deseadas, y su cerebro inmaduro no controla la situación. Aquí podría valer la regla comprensión-educación- dar alternativas, pero haciendo énfasis en la comprensión para que el niño se tranquilice más rápidamente.

Ya terminando, cabe preguntarnos a nosotros mismos cómo somos de flexibles con los niños, un ambiente con demasiadas normas no es muy bueno para el desarrollo de los niños, porque coarta su libertad personal y se hiperexcitan por la presión del ambiente, lo que provoca malos comportamientos.

¿Y si el niño tiene un mal comportamiento en público? Algunos padres sienten apuro en estas situaciones, pero yo lo veo como una excelente oportunidad para mostrar al mundo cómo se lleva a cabo educar sin castigar.

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