miércoles, 15 de junio de 2011

Carta de Carlos Gonzalez sobre el caso Habiba

De Carlos González: La protección a la infancia en España y el maltrato institucional

Tengo en mis manos el libro La crianza del niño. Lecciones de puericultura, del Dr. Enrique Suñer Ordóñez, publicado en San Sebastián en 1939. El Dr. Suñer había fundado en 1923 la Escuela Nacional de Puericultura, y tras el triunfo de Franco fue de nuevo director de esa institución y del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España.


En su libro, entre muestras «de recuerdo, admiración y cariño a S. E. el Jefe del Estado, a nuestro Generalísimo», propone separar de sus madres a los hijos de las viudas de guerra «rojas» para darlos en adpción a familias «nacionales» o ingresarlos en instituciones:

[…] destacar la conducta que es menester seguir con aquellos niños de nuestros enemigos de hoy; de los huérfanos de padres que dentro de nuestro territorio recibirán seguramente de sus madres la inoculación de un rencor tan profundo como inextinguible. […]
¿Deberemos dejar todas estas almas infantiles y juveniles en contacto íntimo con la fuente del veneno causante del odio?
Claro que no. […] Este odio hay que borrarlo; este veneno es menester a todo trance neutralizarlo con el único antídoto que puede hacerlo inactivo: con el empleo de una profunda caridad encomendada a nuestras mujeres, las de nuestra España, las que albergan nuestros sentimientos. Un esfuerzo inmenso pide la Patria a nuestras familias. Este esfuerzo es el de la adopción en los propios hogares a ser posible, en los establecimientos en donde se vigilen a los alojados desvalidos, como madrinas o madrecitas, prestándoles afectos, asistencia y cuidados como a los hijos propios.


La adopción de estos hijos del enemigo que nos odia será la única manera de combatir el gran problema nacional que nos amenaza en la post-guerra.

Lo que otras dictaduras hicieron de forma clandestina, el secuestro sistemático de los niños de la oposición, en España se hizo a la luz y se puso por escrito.


Tal vez fue así como entró en nuestro sistema de atención a la infancia la idea de que ciertas madres son peligrosas para sus hijos, no porque les vayan a maltratar, sino simplemente porque les van a educar mal. La idea de que ciertos niños estarían mejor en una «buena familia», o incluso en una institución, que con sus madres. Una vez establecida, esa idea se puede aplicar a otros casos, y servir de justificación moral para otras actitudes.


En ningún momento ha habido una condena, una ruptura, una solución de continuidad en nuestro sistema de atención a la infancia. Treinta años después, los mismos que tras la guerra habían secuestrado hijos de «rojos», u otros profesionales más jóvenes, discípulos o subordinados de los anteriores, secuestraban a otros niños para darlos en adopción. No eran monstruos, simplemente se creían en posesión de un conocimiento superior y de un derecho superior. Ellos «sabían» que algunos niños, especialmente hijos de mujeres pobres o de madres adolescentes o solteras, iban a ser desgraciados; y por tanto «podían» separarlos de sus madres para buscarles una buena familia. Eso necesitó la complicidad o el silencio de cientos o miles de profesionales, que difícilmente hubieran podido conciliar el sueño cada noche si no hubieran sido capaces de convencerse a sí mismos de que estaban justificados, de que todo era por el bien del niño.


Y de nuevo, treinta años después, esos mismos profesionales u otros más jóvenes que han sido sus discipulos y sus subordinados siguen separando a los niños de sus madres, sin escrúpulos, sin vacilaciones, sin remordimientos. Porque siguen creyendo que los niños están mejor lejos de sus madres.


El caso de Habiba no es ni mucho menos único. Los he visto con mis propios ojos, he hablado con sus abogados, compañeros pediatras me han explicado su frustración cuando una madre de escasos recursos rechaza la idea de ir a solicitar una ayuda a los servicios sociales «no, allí es donde nos quitan a los niños». En internet encontrará relatos de madres y de hijos:

http://www.facebook.com/l/25bcctrKJayb00KPOLHhFW8hzCQ/judith-serra-estrela.lacoctelera.net/
http://www.facebook.com/l/25bcczkWGAYoK-S3WiSN6-xN74Q/www.centrosdemenores.com/
http://www.facebook.com/l/25bcckmWXm_-KIb5G8clqRZIubA/niostutelados-trini.blogspot.com/

El problema es que nuestra legislación permite a las instituciones de atención a la infancia llevarse a los niños sin obtener primero la orden de un juez. Tienen potestad absoluta, y luego son los padres los que deben, en todo caso, acudir a los jueces para pedir que les devuelvan a sus hijos, lo que ha ocurrido muchas veces, pero siempre demasiado tarde y cuando los niños ya han sufrido graves daños psicológicos.


Véase por ejemplo la Guía Básica de la Dirección General de Atención a la Infancia y a la Adolescencia de la Generalitat de Cataluña:

http://www.facebook.com/l/25bccUJ_Vyk2WzHcsEosVNHH-jA/www20.gencat.cat/docs/dasc/03Ambits%2520tematics/07Infanciaiadolescencia/Recursos_professionals/Pdf/DGAIA_guiaCAT_taronja%2520(3).pdf


En la página 13 se explica la diferencia entre «menor maltratado» y «menor desamparado»; en este último caso «se aprecia cualquier forma de incumplimiento o de ejercicio inadecuado de los deberes de protección establecidos por las leyes en la guardia de los menores o faltan a éstos los elementos básicos para el desarrollo integral de su personalidad».

La situación de desamparo se declara mediante «resolución motivada del organismo competente de la Administración […] Se notifica a las partes afectadas y al Ministerio Fiscal para que se garanticen los derechos de los afectados».


«La declaración de desamparo comporta la asunción automática de las funciones tutelares sobre el menor por parte del organismo competente (DGAIA). Implica la suspensión de la potestad del padre y de la madre o de la tutela ordinaria durante el tiempo de aplicación de la medida. La DGAIA puede delegar la guardia del menor que ha tutelado».


Es decir: son los funcionarios los que declaran el desamparo, por motivos tan inconcretos como «cualquier forma de ejercicio inadecuado»; no tienen que pedir autorización al Ministerio Fiscal para hacerlo, sino sólo informarle después de haberlo hecho, y pueden quedarse al niño o pasárselo a quien ellos quieran.
No estamos hablando de proteger a un menor porque ha sufrido malos tratos. Basta con que detecten lo que ellos llaman una «situación de riesgo». Ya hablar de un «riesgo de malos tratos» daría escalofríos. ¿Se imagina que se pudiera detener a alguien que nunca en su vida ha robado un banco porque existe «un riesgo de que robe un banco»? Si estuviésemos hablando de un riesgo de malos tratos, sería el único caso en que, como en las películas de ciencia ficción, se puede castigar a un futuro delincuente antes de que cometa el delito. Pero es que ni siquiera se trata de eso. No hace falta sospechar o temer malos tratos ni ningún otro delito. El «riesgo» es un riesgo genérico e indefinido, no se sabe de qué, tal vez de que el niño sea «malcriado», o no se «socialice» adecuadamente, o vaya a saber de qué. Riesgos que, de materializarse, no constituirían un delito.


¿Y a quién le pasan las instituciones el niño así «amparado»? Pues habitualmente a un centro privado concertado que cobra por menor y al que interesa, como a los hoteles, conseguir la máxima ocupación posible. Sólo que el centro de menores cobra mucho más que un hotel.


Aquí pueden ver una estadística sobre más de 8000 niños «protegidos»:

http://www.facebook.com/l/25bccgAPE6N2H9hoVQMPW0tTcWw/www20.gencat.cat/docs/dasc/03Ambits%2520tematics/07Infanciaiadolescencia/Proteccio_infancia_i_adolescencia/Sistema_catala/Pag4.Abril2010(3).pdf
El 47,6% se protegen en su propia familia. El 18,3%, en una familia ajena, en acogimiento o adopción. El 34%, 2.785 menores, en centros de asistencia.


Pero los costes son muy distintos, según el informe de junio de 2009 del Síndic de Greuges, el defensor del pueblo catalán:

http://www.facebook.com/l/25bcc-PrCmiIL4RPGS-4b-bhbUQ/www.sindic.cat/site/unitFiles/2478/Informe%2520Protecci%25C3%25B3%2520Inf%25C3%25A0ncia.pdf

Como puede ver en la página 236, la administración gasta 1.275 euros al año por cada niño acogido en la propia familia, 2.597 euros al año por cada niño acogido en su familia extensa, 3.129 euros por cada niño dado en acogimiento o adopción, ¡y entre 30.000 y 40.000 euros al año por cada niño internado, según el tipo de centro!
Saldría mucho más barato dar una ayuda económica a las familias sin recursos que quitarles a los niños. Pero nuestro sistema desconfía de las familias, sobre todo de las familias pobres, y prefiere gastarse el dinero en centros controlados por profesionales.

lunes, 6 de junio de 2011

El IMMF separa a una niña de 15 meses de su madre por negarse a abandonar la lactancia materna

Os lo podeis creer?
No salimos de nuestro asombro!!!

Me parece que los del IMMF no han venido al Ciclo de Conferencias del pasado mes de Mayo :(
La Red Maternal en Internet, está consternada ante esta injusta situación en la que se encuentran madre e hija.

Os dejamos la nota de prensa de la fundación Raices, donde está actualmente la madre, explicando el caso:

NOTA DE PRENSA

En Madrid a 03 de junio de 2011

Habiba es una joven madre de una niña de quince meses, a la que sigue amamantando. De origen marroquí y con unas circunstancias socioeconómicas adversas, hace cuatro meses aceptó vivir en una residencia para madres jóvenes de la Comunidad de Madrid, junto con su hija, con la esperanza de que así sería todo más sencillo.

Hace una semana la Comisión de Tutela del Instituto Madrileño del Menor y la Familia(IMMF) decidió separar a la niña de la madre con argumentos como: “carece de red de apoyo socio-familiar y de recursos económicos” o “no cumple con los objetivos que se le han establecido en la intervención: ayuda psicoterapéutica y programa de habilidades maternales”, que implicaba someterse a las normas de ese centro que son contrarios a la lactancia materna a demanda y prolongada por considerarla “caótica” y perjudicial para los niños y niñas y que le obligaba a tomar una medicación para que se le fuera retirando la leche. Medicación que acabó tomando bajo amenaza de expulsión del centro si no lo hacía.

A Habiba no se le permitió despedirse de su hija ni se le dijo a donde iría la niña. Habiba, llegó a nosotros al borde de la mastitis, y con el corazón partido de dolor sin apenas dormir ni comer, angustiada por no poder estar junto a su hija. Esta madre ha sido valorada por dos profesionales de psicóloga y psiquiatría, que no han observado ningún indicio de enfermedad mental o alteración de la conducta ni consumo de drogas ni nada que suponga un riesgo para la integridad física ni emocional de su bebé ni que justificara ser víctima de semejante agresión por parte del Instituto Madrileño del Menor y la Familia.

A Habiba se le echó del centro a la calle en el mismo momento en el que se llevaron a su hija, diciéndole que ella ya no tenía plaza en ese lugar pues es un recurso para madres e hijos y ella ya no tiene hija.

Fundación Raíces, ante la gravedad de la situación, ha decidido como primera medida amparar a esta madre dotándole de alojamiento y manutención, así como de apoyo jurídico.

Estamos profundamente consternados por su dolor y al imaginar en qué circunstancias estará la niña de 15 meses, separada de su madre, sometida a un destete abrupto, sin que probablemente nadie le haya explicado nada.

Actualmente la niña se encuentra en un centro de la CAM desde el que se nos ha informado que no se permite que los niños sean amamantados por sus madres, en las visitas que se les conceden, por considerarlo perjudicial y contradictorio con la institucionalización de los niños. Nos han asegurado que a Habiba de ninguna manera le dejarán dar el pecho a su hija el día de la visita.

Según el informe médico de la Dra. Ibone Olza especializada en psiquiatría infantil y que ha explorado a Habiba en el Hospital Universitario Puerta de Hierro, Habiba respecto al vínculo con su hija “Impresiona de ser una madre sensible, amorosa y vinculada de forma saludable a su hija”, respecto al bebé “es inevitable que la separación actual esté siendo altamente estresante para la lactante y es previsible la aparición de síntomas de distrés psíquico importantes si no se reinstaura vínculo y contacto inmediato con su madre”.

Consideramos el caso de Habiba y su hija como una gravísima violación de los Derechos Humanos y de los Derechos del Niño. El daño ya está hecho, pero si madre e hija se reúnen inmediatamente podrá ser reparado y la lactancia continuada. De no ser así las secuelas pueden ser irreparables.
Desgraciadamente este no es un caso aislado, estamos obligados a hacer un balance sobre el sistema de protección de menores en nuestro país, a reflexionar sobre los controles de las decisiones administrativas que, sin control judicial previo, intervienen en la vida de las personas con decisiones tan importantes como retirar a niños y niñas de sus familias. ¿Qué límites tienen los que adoptan decisiones como ésta? ¿Con qué criterios? ¿Con qué formación?. Al final, los centros de protección están llenos del mismo “perfil de menor” que casualmente coincide con niños y niñas, hijos de familias con dificultades económicas y falta de redes de apoyo. Sólo a ellos se les imponen criterios y programas que no se aplican al resto de la sociedad. El no sometimiento a ellos es lo que en ocasiones conlleva consecuencias tan graves cómo esta.

La madre ha presentado una medida cautelar en los Juzgados de Familia de Madrid, habiendo recaído la misma en el nº 85, instando la urgente reunificación familiar.

Desde Fundación Raíces hemos puesto en conocimiento de la oficina del Defensor del Pueblo estos hechos, habiéndose sumado a esta queja más de 2000 personas, entre las que se encuentran multitud de profesionales de la salud y de la educación, así como varios catedráticos y profesores universitarios, a fin de que se devuelva a la niña a su madre. Así mismo lo hemos puesto en conocimiento del Fiscal Provincial de Madrid Don. Eduardo Esteban.

En la esperanza de que al final no se acabe criminalizando a esta madre para así encubrir lo que consideramos es un abuso institucional, exigimos que madre e hija sean reunidas de inmediato.

Fundación Raíces

Para más información pueden contactar con:
Nacho de la Mata:(Abogado) jidelamata@icam.es
Lourdes Reyzábal:(Presidenta de Fundación Raíces) fundacionraices@telefonica.net