lunes, 3 de octubre de 2011

Primer relato de Lactancia - Relactancia exitosa

Aquí os dejamos el primer relato de la serie que publicaremos durante toda la semana.
Cursiva

El 29 de Septiembre de hace dos años, nació nuestro hijo Samuel.

Había sido un embarazo estupendo, elegimos una preparación al parto específica para tener un parto respetado y lo conseguimos, gracias a nuestro convencimiento de que se podía parir de forma natural y al de nuestra ginecóloga que también respetó nuestros tiempos, los de Samuel y las suaves contraciones que hicieron que el parto se alargara 15 horas.

Finalmente teníamos a nuestro hijo en brazos. Finalmente estábamos los tres.

Cuando se dio cuenta de que había salido del cálido vientre, una queja sonorá, la primera que salía de su garganta, se presentó en forma de llanto.

Yo lo acerqué a mi pecho izquierdo instintivamente, y sin darme cuenta, el matrón dirigió a Samuel hacia mi pezón, lo enderezó y él mamó lo suficiente para hallar consuelo.

Pensaba que eso había sido todo.

Esa primera tarde en el hospital nuestro hijo durmió mucho, y el segundo dia también, quizá sólo tomo teta 4 veces…yo no sabia cuanto era normal, ahora se que eso fue muy poco.

Comenzó a doler hacia el segundo dia de hospitalización…”uy, que rojo se está poniendo esto” pensaba yo. Pero creía que no iría a más.

El meconio lo expulsó casi un dia y medio después de nacer, claro, no tenia con qué!

El cuarto o quinto dia de vida de nuestro hijo yo ya empezaba a tener grietas.

Qué precisos era! Pero porq me duele tanto!

Venga que solo es al agarrarse, me decía yo.

Cada vez que pedía pecho, quería esconderme, pero al mismo tiempo tenia tantas ganas de verlo mamar, sentía tanto amor…

A los diez días casi no podía ni ponerme el camisón del dolor que sentía cuando me rozaba la ropa el pecho.

A los 13 dias, una mastitis apareció en escena ya que un pecho estaba bastante dañado, casi medio pezón agrietado y procuraba no darle de ese, aunque me estimulaba yo sacándome leche.

Cuando fuimos al médico de cabecera, me recetaron Amoxicilina y me dijo la doctora que lo que tenia que hacer era ponerme al niño más, Ja! Pensaba yo, por favor, no sabes lo que dices!

Una enfermera que casualmente pasaba por allí me vió la cara de pánico y me invitó a ir con ella a una sala para probar alguna postura.

No quería ni intentarlo, porq si Samuel se ponía a tomar teta y me dolía, pero ya le había despertado el apetito, no podría parar su llanto!

Pero era tan amable la enfermera, la vi tan dispuesta, que decidí intentarlo.

Probamos conmigo tumbada completamente en la camilla, hacia arriba y Samuel encima.

Vimos que aunque pasaba por encima de mi pecho, no era capaz de agarrarse, de encontrarlo verdaderamente, pero uy! Se enganchó por un momento…se había enganchado de verdad? Yo no notaba nada, tuvimos que sacarle el pecho darnos cuenta de que si, que había algo de leche en su boquita! No podía ser! Y al poco volvió a ocurrir lo mismo :)

Salí muy contenta pero aun tenia el miedo en el cuerpo, o en el pecho, mejor dicho!!!

Esa noche, Samuel lloró desesperadamente por tener más y mejor acceso al pecho, yo ya no podía sufrir más y a los 15 dia de vida de mi hijo, su padre y yo decidimos alimentarlo con leche de fórmula.

Fue la noche más triste y desconsolante de mi vida.

Sentí que había fallado, y al mismo tiempo no paraba de preguntarme, qué había hecho mal??

El primer biberón se lo bebió con tanta ansia que lo vomitó entero a los dos minutos. Recuerdo que olía fatal. Como le iba a gustar eso? Pobrecillo, estaba muerto de hambre…

Pero el darle biberón con leche de fórmula, no hizo otra cosa que relajarme y afianzarme en la idea de volver a intentarlo, cuando se me curasen los pechos.

Cada dia me sacaba leche manualmente, porq no me funcionaron los sacaleches que probé y también encontramos un sacapezones que utilizaba algunos minutos al dia.

Durante los días siguientes, las heridas del pecho mejoraron, pero nunca encontraba el momento de comenzar la relactancia, hasta que recibí la llamada de una amiga que fundó un grupo de apoyo a la lactancia y me re-animó a intentarlo.

Es verdad! Que estaba esperando?

Me llené de valor y me encerré en la habitación con mi hijo de 25 dia, nos pusimos como me enseñó la enfermera, piel con piel y se volvió a producir el milagro, Samuel se había enganchado a uno de los pechos y parecía que mamaba!!! Así estuvo 20 minutos, después se quitó del pecho y se quedó dormido una media hora. Lloré como si fuera el dia del parto, fue increíble la sensación de poder que emanaba de mi.

Samuel despertó y le moví ligeramente hacia el otro pecho…se volvió a agarrar sin dolor!

No me lo podía creer! Habia vuelto a ocurrir!

Será verdad? Podré dar de mamar a mi hijo?

Podré alimentarlo con mi cuerpo, no solo emocionalemente , sino también físicamente???

Y vaya si lo hice, ese dia, al siguiente, un mes, un año…hasta llegar a los 23 meses.

Tiempo en el que Samuel encuentró más interesantes otras actividades que le hicieron olvidarse de tomar pecho…supongo que va creciendo su autonomía y yo me dispongo a disfrutar de esta nueva etapa, con nuestro mágico vínculo establecido.

2 comentarios:

vampsax dijo...

Me encanta que hayas desnudado estos sentimientos tan íntimos de esta manera... te quiero amor!

sandra dijo...

que bonito!!! me ha encantado..como madres nos sentimos tan identificadas las unas con las otras...besitos